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A salvo - Araceli Otamendi

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paisaje rural (c) Araceli Otamendi "Si el sol se apartara de su curso, las Erinias lo perseguirían y castigarían"                 Heráclito   " A las Erinias se les sacrificaban ovejas negras y libaciones de νηφάλια nêphalia , mezcla de miel y agua" ** Ahora, en la sala de espera antes de embarcarse en el vuelo 407 hacia un país de Europa, Zinia pensaba en los últimos días transcurridos en Buenos Aires. Ahora sí, estaba a salvo. ¿Acaso no sería una gran oportunidad ir a pasar las fiestas a otro lugar? Vivir, sí, vivir un poco. A salvo del trabajo que ya detestaba, con todas esas apariencias que tenía que sostener de la mañana a la noche, vistiéndose con esos vestidos de cocktai

Juan Ramón Ortiz Galeano

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Juan Ramón Ortiz Galeano El Enfermero Enamorado y la Gata de Azúcar                                  " La desdicha puede comenzar de mil modos".                                                                             Yang Fang                                              "Aguzo el oído para escuchar tu eco,                                                   (...) de mis ojos brotan lágrimas".                                                                            Fu Hsüan                                                          "Su boca se mueve, exhala                                                          un perfume que persiste".                                                                         Hsiao Yen Pepa -dueña imperial de mi corazón- se aproxima silenciosa y agazapada, con el sigilo cauteloso de una pantera nebulosa, al hermoso y rechoncho colibrí de cabeza carmesí (su próxima víctima) que de modo i

Sin palabras - Araceli Otamendi

Sin palabras (en Homenaje al Día del Periodista) Así me sentía, así estaba: sin palabras. El auto pasó a buscarme a las seis. Sí, a las seis. Era un remise alquilado, dispuesto para mi a las seis de la mañana. ¿Qué iba a hacer entre las seis y las once, cuando llegara el avión? Llevar las revistas a las radios y a los canales de televisión. En eso había quedado con él. Si salía bien, festejaríamos con champagne. Si salía mal, tal vez comeríamos un sándwich en algún lugar. El avión llegaría a las once, había que ir a Ezeiza. Esperaría una hora, tal vez hora y media antes, aburriéndome en el bar hasta tener la confirmación del horario. Mientras, camino al aeropuerto el conductor me contaba su drama; su mujer y sus hijos estaban lejos, de vacaciones, en la playa. Cuando ella llegara, porque no la veía hacía dos meses se iba a separar. Para eso había hablado ya con un abogado. Ella no sabía nada, los hijos tampoco. ¿Qué disparate se le había ocurrido? No podìa estar lejos de el

Dolores González Opazo

CHICHA DE MANZANA La densa nube de polvo que se divisa desde lejos, anuncia que son varios los jinetes que se acercan. Finalmente a la vuelta del camino polvoriento aparecen , sudorosos , cansados cuatro jinetes vestidos de verde , su uniforme indica que son policías, el cansancio se hace notar en sus rostros agotados. Separados de ellos por unos cuantos metros, va un muchacho en un caballo de larga cola, es el guía conocedor de los caminos mas intrincados del lugar . Varios días hacen que siguen incansablemente las huellas dejadas, por la banda del "negro Juancho" que asola desde hace un tiempo los ranchos mas alejados del sector de "Las Lomas ", robando ganado , alimentos y lo que es peor cuando puede a las mujeres mas jóvenes . -Alto – grita el teniente – aquí en este bajo nos detendremos por un descanso- -Mi teniente , no es na bueno pasar aquí la noche – refunfuña el muchacho – "el negro " puede estar cerca- -Entonces llévanos donde

Maritza Morales Valero - Microrrelatos

DEJA VU — ¡Eres una desgraciada!!!!!!!! — me gritaba. Irrumpió a llorar. Pateó con fuerza la puerta y con odio me miraba. Sentí miedo, miedo por mí, por ella. Miré el cuchillo; reposaba al borde del fregadero, tan cerca, pensé que me iba a herir o que se haría daño, siempre lo hacía cuando me culpaba.... Un temblor interno invadió mi cuerpo que se helaba, perdí el color, la sensación en mi vientre, el vacío en mi pecho... mi Deja vu, el que siempre me acompañaba, desde la primera vez que me hizo daño, desde que se lo hizo, desde que enfermó…., desde que me parió. ----------- Las cigüeñas son mudas Mi cabeza apunta al suelo, hacia las nubes mis pies acomodé la postura, observé. Tres alguaciles posaban en trajes inmaculados, proporcionaban ensueños a tres chicas que a su lado retozaban zalameras, manoseaban las esposas: las que someten a rehenes que cargan grises carrozas. A sus espaldas tumultos muchedumbres exaltadas recogía el aire insultos y a unas botellas

Emanuel Carrizo - El zapato que no se perdió

El cuento El zapato de no se perdió, de Emanuel Carrizo, resultó finalista en el Segundo concurso de cuentos de tema libre Revista Archivos del Sur (2014). EL ZAPATO QUE NO SE PERDIÓ Detrás del atril, con la espalda encorvada y la sobresaliente nariz apuntando hacia el enorme libro abierto, Javier permanece en silencio. Me acerco a él sabiendo que el ruido que provocaban los tacones de mis zapatos desafía el silencio imperante en la sala de la biblioteca. — Ya tomó el tren — le informo. Javier no se inmuta, sin embargo percibo con claridad el rápido movimiento de sus ojos indicándome que acaba de notar mi presencia. — ¿Liz llegó a tiempo? — me pregunta al cabo de unos minutos sin apartar la vista de las arrugadas páginas del libro. Me acerco hasta la mesa alargada donde Javier ha separado los libros que piensa llevarse y reviso las portadas. — No. Tuvo que esperar hasta el siguiente tren. Javier continúa leyendo en silencio, apartado de la realidad. El ventilador del te