Magda Lago Russo

El ocaso de una Diva Emily veía como la tarde se iba perdiendo detrás de los árboles del parque, se levantó para encender las luces de la casa. Le pareció sentir un débil golpe de campana en la puerta principal, como por lo general sonaba fuerte pensó que era un juego de su imaginación, otro sonido más fuerte no le dejó dudas. Alguien llamaba a la puerta. ¿Quién podía ser? Mientras razona se acerca a la puerta, sin preguntar nada la abrió con confianza. Su sorpresa fue máxima cuando se enfrentó a un jovencito. -¿Qué deseas? le preguntó con voz baja - Comida y descanso. Emily por primera vez no sabía que hacer, por su mente como en una película pasan los hechos de violencia que muestra la televisión, sin embargo la mirada del muchacho es límpida, aunque triste, sus ropas están aseadas, un poco arrugadas como si hubiese estado recostado en algún lugar. No sabía por qué, le inspiró confianza y lo hizo entrar. - Ven, vamos a la cocina, algo en...