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Mostrando entradas de enero, 2011

Liliana Pérez Sande

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La Magnolia del Centenario Por  ese juego de escondidas que  nos hace la memoria, no fue hasta que leí ese sitio de internet, que volvieron a mí los recuerdos: “En 1910, como parte de los homenajes por el centenario de la Revolución de Mayo, los italianos residentes en la ciudad decidieron construir en la Plaza San Martín un monumento del que actualmente no se tienen precisiones con relación a sus características ya que el mismo nunca fue erigido por causas desconocidas(…).Lo cierto es que, durante los actos por los cien años de la gesta de Mayo de 1810, la colectividad italiana podría haber enterrado en algún punto del paseo público la piedra basal del monumento. Sin poder ser nunca encontrada hasta el momento (…) . Fue como un relámpago emocional. Tratando de poner en orden mis pensamientos comencé a escribir este relato familiar que tanto disfrutaba escuchar de mis abuelos. Seguramente eran otras las palabras como la cronología de los acontecimientos  y, sabiendo que  la no

Adriana Nardone

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NO IMPORTA LA LENGUA Acta Nº 1. En el paraje Las Palmas, departamento (sin delimitar), provincia de Santa Fe, el día 7 de Enero del 1900. Ante mí, Don Modesto Barroso, Juez de Paz y Jefe de Registro Civil del Estado comparecen Don Rossolino Fafaglia de 26 años de edad, de nacionalidad italiano, oriundo de Calvelho, domiciliado en este paraje, de profesión agricultor, hijo de Don... La azada le ha roto la piel de las manos, le ha trazado surcos oscuros, tan oscuros como los que él le hace a la tierra cada vez que ara. Tiene la fuerza de un buey viejo y de buey trabaja. Se ata el arado a la cintura para arrastrarlo y hender la superficie reseca. La cabeza gacha, bufa, suda bajo el sol. Sólo de vez en cuando mira hacia arriba hasta que aparece la primera estrella en el cielo, entonces sabe que terminó la jornada. y Doña Angiulina Santa Testarosa de 15 años de edad, de nacionalidad italiana, oriunda de Bassilicata, domiciliada.. . - Una virgen robada a los altares. Virgen y hermosa,

Julio Abancéns

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Benito Quinquela Martín Marumba* Sus noches son largas y confusas. Su realidad esta signada por un gran pastillero que marca la entrada de cada día. No llega a entender porqué las lágrimas de sus hijas, que aprietan su dolor acompañado de ternura. Lo ven poco, porque no pudieron aprender a mezclar el dulce canto de sus brazos fuertes con la mirada lejana. Nelly, la del día, le habla sin descanso. Su rutina lo encuentra con la magia del despertar en un día nuevo, donde no hay nada atrás, donde se presentan a su encuentro sus corridas por las montañas de Demues. El olor del membrillo, el calor en sus brazos terminando una madreña, el abrazo de su hermano en el puerto de Buenos Aires, la voz de esa hermosa cantaora que le susurraba con los ojos, el llanto de su hermana, a lo lejos, amando los colores del nuevo mundo. Nelly, la de la noche, se sienta a su lado, paciente, en silencio. Posa su mano en sus arrugas esperando ansiosa que pueda alcanzar ese sueño que algún día, tal vez, l

Elena Marqués Núñez

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Abbas Kiarostami La vuelta de Aaminah*   Tenía los ojos cerrados, pero no dormía. Con la pierna estirada y entumecida, Aaminah se sostenía a duras penas entre dos cajones inmensos de cuyo contenido nadie se atrevía a hablar directamente. No cabía un alma en el furgón. En el regazo dormía Rashid. Después de masticar con desgana los trozos de pan que su hermano Hazim cogiera al vuelo en el reparto, aún estuvo llorando dos horas. La fiebre le había subido un poco y el calor era sofocante, pero el agotamiento pudo con él y acabó abandonándose a un sueño pesado y benefactor. Su pecho subía y bajaba en sincronía perfecta con el traqueteo del camión. Eran las doce. Aaminah empezó a recordar uno por uno todos sus errores: la disputa a voces con su madre, que de vieja desvariaba más que de costumbre; la salida apresurada del pueblo, sin despedidas ni reproches; la muerte de Faisal en tierra extraña por una discusión de poca monta. ¿Dónde estarían ahora? Mas ya no cabían la marcha atrás

Ego te absolvo - Araceli Otamendi

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                Alighiero Boetti Ego te Absolvo                               Nota: los personajes, situaciones de este cuento son ficticios, cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia Estas cuatro paredes hablan. No se esperen de mí que sea más que un testigo. Soy eso, he presenciado los hechos, escuché las palabras, vi. En mi corazón albergo el más profundo estupor y desprecio. Voy a relatar los hechos desde mi visión. Magdalena se había casado con él para no quedarse soltera, para no cumplir el destino que subrepticiamente su familia quería hacerle cumplir. El destino de “la más chica”.  Él, un abogado relativamente próspero,  no demasiado joven, ni demasiado viejo, divisó a lo lejos, y también a lo cerca, la conveniencia del matrimonio. A ella todavía, le quedaba una familia amorosa y unida. Ella los quería,  ellos la querían, ella pertenecería a la familia, tendría su lugar, siempre y cuando se ajustara a las rígidas reglas tácitas que mantenían la unión. ¿

Magda Lago Russo

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Cándido Portinari La vida nos da sorpresas…*                                                                                E l avión surcaba el cielo con serenidad, el tiempo había sido favorable durante el trayecto realizado durante la noche anterior. Aun faltaban muchas horas para llegar a destino. Las  nubes daban permiso al sol que con su luz parecía alumbrar la ruta marcada. Algunos de los pasajeros dormían, de diversas formas, acomodando sus cuerpos  lo más placenteramente  posible, otros recostados en el asiento escuchaban,  auriculares mediante, la música de su agrado  mientras unos pocos perdidos en sus pensamientos,  miraban hacia el techo del avión. Entre los que se perdían en laberintos mentales, estaba Jordan, había dormido a los tropezones, sintiendo entre sueños la voz melosa de la azafata que atendía las necesidades de los pasajeros que la reclamaban. Alejado de la realidad,  sus pensamientos, vagaban por los lugares ya lejanos, la campiña, donde crecían las v