Fidel Santa Cruz
La Virgilia La Virgilia fue aquella viejita que le llamábamos la Gila. Además de vieja, era medio ciega y su condición social miserable, la hundía en la más profunda fealdad. Hasta los más pobres, la veíamos como la comparación social y física más baja, más despectiva. “¡El que se quede es hijo de la Gila!" – Y salíamos corriendo como venados, porque nadie quería aceptar el calificativo. Yo era gordito y chaparro y no corría tan veloz, más de alguna vez, le pegué a Pedro mi hermano, porque me ganaba en las carreras. La Virgilia era la mujer de Juan Chacuate, aunque Chacuate tenía un nombre y apellido muy elegante. Juan Cortés. Pero nadie le llamaba ni siquiera por su nombre. Él era simplemente Chacuate. Su cara era delgada y tenía una mandíbula bastante larga y casi puntiaguda. De ahí la comparación con los chacuates. Pero había algo muy cierto, era un hombrecito que a nadie ofendía, ni siquiera con una mala mirada. Su condición física, en estatura no difería con la de muchas pers...