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Mostrando entradas de mayo, 2020

Me llamó Boris Pasternak - Antonio Costa Gómez

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foto: Consuelo de Arco       Me llamó Boris Pasternak, me dijo: “Acuérdate de cuando escribí en 1917,  en medio de la guerra mundial “Mi hermana la vida”. Hablaba de la actividad de los trenes,  de como se movía todo el mundo a pesar de todo, de como empezaba  la primavera. Y escribí: “La vida, mi hermana. Aquí la ves que ella explota/ y se desfleca en lluvia, en llantos, en bofetadas de primavera”.  Y sentí la  energía.  Mordí la vida con gracia”.       Pasternak  me dijo:  “Los ancianos se agarran más la vida, la abrazan con fuerza, la beben en  cucharadas profundas. Igual que tu abuela de Tortosa poco antes de morir cuando le ponían la sopa de cena decía: “Me sabe a poco”.  Le sabía a poco la vida. Los viejos  saben lo que vale,  han pasado  mil cosas, los han amenazado tantas plagas, han renacido tantas veces. Pórtate como un viejo.  Los jóvenes se portan  con arrogancia, creen que la vida  les va a sobrar siempre, ni le prestan atención,  la miran  con desdén,  les aburre

Una mujer y una calle - Cecilia Vetti

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En su cara llovía la tristeza y luego quedaba detenida en sus mejillas como no queriendo caer. Toda lluvia luego tiene un resplandor, me dije. Cuando parpadeó, sus ojos fueron un abrazo donde escondí mi propia pena. Los dos   estábamos solos en una calle que no tenía medida y en la que nunca podríamos transitar totalmente. La pensé así: una calle sin medida, porque al final una oscuridad la hacía parecer tenebrosa. Nos sentamos en una pared   baja que sabía a humedad y jazmines. ¿Qué se puede decir cuando no se sabe nada del otro? Cuando el otro es un puente para cruzar nuestra soledad. Las miradas alcanzan un siglo de parpadeos y preguntas. Toda la lluvia de su cara se había guarecido en un charco y desde allí nos miraba con curiosidad. No sabíamos que decir, solo nos quedamos quietos como si todo nuestro interior nos encomendara al silencio. Y el silencio nos unía convocándonos a un plano superior; individuos de una dimensión distinta. Porque el silencio tenía