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Magda Lago Russo - La caja de Nyco

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LA CAJA DE NYCO                                               Inés Álvarez de Torres es una mujer de temple fuerte, segura de sí misma, que lo encubre con un trato amable y cortés. Su actitud frente a la vida es optimista y no permite flaquear ante los inconvenientes. Su vida social es muy activa, su foto se encuentra en las revistas más conocidas junto a personajes destacados en el arte y la cultura. Nicolás Torres Jiménez, su esposo, había recibido de sus ascendientes una editorial muy conocida en el país por donde pasaron hasta su muerte, los escritores de todas las épocas. Inés provenía de una familia donde la lectura era una de las disciplinas más importantes, por lo tanto al casarse con Nicolás aumentó el aporte formativo para la prosperidad de la empresa. A través de los años, conocieron autores que se hicieron famosos  con ...

Magda Lago Russo

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 Sueños sólo sueños… Tendido de espaldas sobre el pasto húmedo, rodeado por la negrura de la noche, veo pasar las etapas de mi vida. La niñez de pies helados por la escarcha tempranera y el cuerpo aterido. Camino varios kilómetros para llegar a la escuela, donde otros como yo, se juntan alrededor de la maestra, que comparte mate cocido y pan, calmándonos así, el hambre y el frío. Con la misma prisa que apuro el jarro, trato de captar todo lo que la maestra nos enseña. Mi instinto me dice que gracias a ello voy a poder recrear mis horas, conocer otros lugares, saber como viven detrás de los cerros. En mi adolescencia, cuando en mi cara la barba despunta, sueño con irme aunque la tierra me aferra con sus invisibles raíces, permanezco atrapado a ella. He nacido en la pradera de un país del norte, en una de las pocas familias que errantes por varios meses, en democrática elección decidieron quedarse, en el lugar. La comarca es apacible, las montañas la separan de la ciudad, los árboles do...

Magda Lago Russo

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Aprender a volar Quedé parado frente a la puerta de mi habitación, sin animarme a entrar, después de varios meses, me parece que todo ha cambiado. Despacio pasé y miré cada lugar como si lo viera por primera vez. Sin embargo, todo está igual, la cama cubierta con la colcha de raso azul, sobre la mesa de luz la foto de la familia y la portátil ocre, en la pared el póster de mi cuadro de fútbol favorito y pegado en un ángulo el recorte del diario con el llamado a concurso para cantantes. Sonrío al ver sobre la mesa escritorio un despliegue de revistas, abiertas en las páginas donde aparezco como ganador, obra de mi madre, casi seguro. Me detengo un momento a mirarlas, en las primeras fotos tengo el cabello largo, mientras en las otras ya está recortado y una barba recién nacida rodea mi mentón. Me acerco al espejo sobre la pared, casi no me reconozco los cambios de los meses pasados fueron rápidos, me parece estar frente a un desconocido, porque mi cuerpo antes agobiado, se alza firme y ...

Magda Lago Russo

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Mundo Imaginario “ Algunas veces suelo entrar silenciosamente a sentarme entre ellos...” Fahrenheit 451”- Ray Bradbury Cuando la nostalgia me invade, subo retardando el paso los escalones que separan la sala principal de la buhardilla. La penumbra acomete el lugar y allí me quedo, mirando alrededor donde la mezcla de objetos en desuso asemeja una pequeña feria, que la penumbra los transforma en seres de un mundo mágico. El perchero con un solo brazo saluda con el sombrero campero. El baúl de mimbre se queja cuando levanto la tapa mostrando su contenido de libros de cuentos amarillos, acudiendo a mi mente las canciones de Heidi , los saltos de Caperucita por el bosque y la casa de Los tres chanchitos. Las muñecas de pelo enmarañado elevan sus bracitos desnudos con afán para evadir el encierro. Los peluche forman un corrillo hablando todos juntos, un idioma propio. Sobre la pared, el cuadro torcido de un payaso lanza una carcajada, mientras un lágrima rueda por su rost...

Magda Lago Russo

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El hijo pródigo Ella piensa que no importa la edad, siempre debe haber una caricia que escape de las manos para esconderse en los cabellos, la cara o la espalda encorvada sobre los libros o el trabajo. Esta vez como siempre le demostrará, que ha pesar de los años pasados, tiene miles de caricias guardadas entre los dedos, marchitos quizá y las volcará en él. Vuelve después de años y a pesar de la comunicación cotidiana, no es lo mismo tenerlo frente a sí. Al mirar sus ojos, sabrá de los años de desilusiones, angustias y alegrías Con sólo mirarlo, aguzando los sentidos, descubrirá una arruga prematura o un rictus desconocido. Sabe todo, su instinto de madre se lo dice, aunque se lo oculte, las lágrimas de los primeros meses, la nostalgia, el desarraigo. A la distancia ella ha sentido lo mismo, nunca lo manifestó en los mails casi diarios no quería que supiera de su dolor. Deseaba que la recordase altiva sin lágrimas, sonriente igual al día que lo despidió en el aeropuerto, au...

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Todo tiene su tiempo…                                                              “En este mundo todo tiene su hora, hay un momento para todo cuanto ocurre” Eclesiastés  (  3.1 – 12.8 )                                                                                 Cada paso que daba, dejaba una huel...

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tapa del libro Almafuerte, Obras completas Entreteniendo a la soledad                                                                        Cuando se encuentra acongojada busca refugio en la biblioteca  para descargar su  alma, pues los libros son por ahora los únicos que tranquilizan su espíritu y le quitan los pensamientos tristes Al entrar la envuelve el olor tan particular a papel antiguo, junto con el aroma de la madera que por años ha mantenido su fuerte estructura. La biblioteca construida por su padre junto a la casa es un amplio salón, cuyas paredes  están recubiertas con vastos estantes con libros dispuestos en dos filas de forma prolija. El orden es el alfabético, por autor y numerado, todo registrado a su vez en gruesos cuadernos  forrados de cuero. El escritorio con un po...

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Eugenio Daneri El mal incurable                                                                          Cuando salgo de la compañía, tengo que apoyarme en la pared, todo da vueltas a mi alrededor, no sé como me mantuve  sin derramar una lágrima. Mi mente no procesa, lo de la salud de Hernán no puede o no quiere entender, que su mal es irreversible. Así lo diagnosticó Enrique, el médico de la familia y amigo de la infancia de Hernán, que hoy se presentó en la empresa para decirme crudamente la verdad, dura y real. Tengo que serenarme, para reflexionar sobre el futuro que me espera, trato  de llegar hasta donde dejé estacionado el coche, en un momento me encuentro, sentada en el banco de una plaza, hasta que decido irme de allí. Tomo por una de las calles con menos tránsito a esa hora, ...

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Con la miseria a cuestas                                                       Alejo había llegado al Pueblo de la Caridad cuando la muerte de sus padres y el abandono de sus hermanos lo hundieron en la soledad. Su vida no fue nada fácil, la vida en su casa se tornaba imposible el padre no entendía que sus quince años afloraban plenos, deseando salir de ese entorno que lo asfixiaba. Veía pasar los días iguales salir a la madrugada en el carro, recoger la basura.  Regresar. Clasificar durante cuatro o cinco horas. Por un lado el papel, por otro los plásticos, los vidrios más allá y la comida para el caballo. Ellos comían lo que le dejaban los panaderos o la verdura de los puesteros de las ferias. Alejo rechazó siempre el olor a la basura que se le metía por las manos y le impregnaba la piel. Desde los ocho años, el mismo trabajo, levantarse...

Magda Lago Russo

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Cándido Portinari La vida nos da sorpresas…*                                                                                E l avión surcaba el cielo con serenidad, el tiempo había sido favorable durante el trayecto realizado durante la noche anterior. Aun faltaban muchas horas para llegar a destino. Las  nubes daban permiso al sol que con su luz parecía alumbrar la ruta marcada. Algunos de los pasajeros dormían, de diversas formas, acomodando sus cuerpos  lo más placenteramente  posible, otros recostados en el asiento escuchaban,  auriculares mediante, la música de su agrado...

Magda Lago Russo

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Eugenio Daneri Nostalgia del pasado                                                                                         Esa mañana se levantó muy animada y pensó en   ir a su pueblo, su madre había muerto y en San Michael, no quedaba un solo pariente.   Sintió un impulso de volver a sus raíces, a su identidad. Cuando bajó en la estación, cada pasajero tomó su rumbo, todos pasaban a su   lado   indiferentes,   algunos solos, otros animados al encontrarse con algún familiar o amigo. Trató de orientarse y comenzó a caminar, en bu...