María Alicia del Rosario Gómez de Balbuena

¿Cómo no buscar a Jesús? Hacía mucho tiempo que ya nada lograba emocionarme, hasta ese día. Caminaba descalza por las arenas blandas de aquella orilla correntina- mezcla de tierra y ladrillo picado- mientras desataba recuerdos y cansancios apilados en algún rincón del corazón, tratando de encontrar la magia de una sonrisa que lavara las heridas del alma, cuando el horizonte me devolvió otra imagen: La de un pequeño que jugaba más allá... Acerqué mis pasos hasta él, que ni siquiera los advirtió –o al menos eso me pareció- y me acuclillé a su lado. Los dos mirando al frente. Los dos atrapando las luces que cabalgaban en la cresta de las aguas, cedidas por la redonda luna del Taragüi... Ambos en silencio por bastante tiempo. De pronto sentí necesidad de saber y hablé, aún mirando las aguas que ya me devolvían luces y sombras… -¿De dónde sos amiguito?- -No tengo amigos yo- , me respondió con voz transparente, casi vacía. Vengo a buscarlo -¿Al río? ¿A estas horas y solo? -Sí. A estas horas ...