Estoy aquí - José Respaldiza Rojas



 

   A un cuarto para las ocho, Elvira bajó del segundo piso y se dirigió, como todas las mañanas, al cuarto de la tía Georgina, le extrañó no oír los gritos de levántenme que a diario se pronunciaba.
Grande fue su sorpresa al ver el cuarto vacío, parpadeó varias veces, efectivamente no había ninguna persona, entonces corrió a la sala-comedor y su sillón también estaba vacío, fue al baño, en la creencia que hubiera ido para hacer sus necesidades, pero también permanecía desocupado.

Llamó a gritos a sus hijas Alionca y Cinia, quienes acudieron con presteza y preguntaron:

-Mamá ¿qué pasa?

-La tía no está les respondió.

-Eso es imposible mamá, seguro no has mirado bien.

-Vayan, vayan a ver.

Fueron y se quedaron impresionadas, la tía se había esfumado, desapareció como por arte de bilibirloque. ¿A dónde se fue?
La emoción fue tan grande que no hablaban entre ellas, más bien gritaban por efecto de los nervios, en eso una voz habló y no fue escuchada. La voz insistió:

-Aquí estoy.

Ahora si la oyeron perfectamente, la piel se les puso de gallina ¿de dónde viene esa voz? Lo primero que se les vino a la cabeza fue:- de ultratumba. Cayeron de rodillas, se santiguaron y dieron inicio al Ave María, estaban por la mitad cuando la voz habló por tercera vez:

-Aquí estoy.

Entonces con gran miedo fueron nuevamente al cuarto, la puerta estaba abierta, pero la tocaron.

-Aquí estoy se escuchó.

Se agacharon para ver debajo de la cama y zas, se dieron con la figura de la tía que las miraba, buscaron encima y notaron que la cama no chocaba contra la pared, había una ligera abertura y por allí se escurrió la tía y pasó la noche debajo.
Procedieron a sacarla con mucha delicadeza, con unos paños con agua tibia la limpiaron, fueron moviendo con suavidad sus extremidades, notando que no tenía nada roto, Le pusieron su vestido para llevarla a que le hicieran una revisión médica, pero ella pidió que primero le dieran su leche.
Luego la llevaron a Emergencia del moderno Hospital del Callao. Le hicieron una radiografía del brazo comprobando que tenía unos huesos de una chiquilla de veinte años, ni huellas de osteoporosis, salvo un gran moretón y un susto, ella estaba perfectamente bien.

Gloria a ti, mujer roble, con tus bien ganados 105 años.



(c) José Respaldiza Rojas

Lima

Perú

 

José Respaldiza Rojas (Lima 1940) Decano de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Nacional de Educación (1991) catedrático principal, periodista, se ha especializado en literatura infantil. Es Magister en Ciencia de la Educación. Ha publicado La Maestra, Adivinanza, Las Fabulosas fábulas, Fabulario, Imayllanqui jitanllanqui mil adivinanzas quechuas, Las jitanjáforas en el mundo infantil. El Tangrama, Calcular con fantasía y otros más. Es miembro de APLIJ, CEDELIJ
Ganó el Premio Nacional de Promoción a la Lectura, en el nivel universitario. En 1997 la Biblioteca Nacional del Perú lo galardonó por su creatividad



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