Adán de Maríass

foto: Miguel Ángel Colán Ramos El jugador Él le dice a todo el mundo que no es un adicto, (a mí la verdad no me ha dicho nada) y que simplemente juega lo necesario. Así con ese énfasis, que cada día que transcurre se va estirando como el chicle, que tiene cautivado dentro de la boca, juega y vuelve a jugar. Sale de trabajar -es empleado bancario- a las cinco de la tarde, y puntualmente llega al casino media hora después. Entre su centro de trabajo y el casino, hay como cuatro kilómetros y medio de distancia. No quiere que ningún conocido o chismoso lo vea entrar al casino, piensa que le trae mala suerte. De lunes a sábado la vida de Alonso Montt es la misma descrita líneas arriba, sin necesidad de añadir algún vicio más. Mayormente pierde pero él insiste que insiste, y siempre se dice lo mismo: para otra vez será. Hasta que un día de esos, por fin la suerte entró sin resistencias en los bolsillos de su destino, ya le tocaba, ganando repetidamente en el juego del tragamonedas, feliz se ...