¿Está usted preso? - Jota Eme Salcedo Picón

imagen diseñada por IA Cansado de los años, el carcelero de siempre, cubierto por su ya fofo y deslucido uniforme de camisa curtida de mil lavadas, y pantalones de fatigado azul, fustigaba su encorvada espalda abriéndole y cerrándole una vez más la vieja y pesada reja que, con su clangclang de años, lo saludaba. Su sonrisa, la del carcelero, el tiempo la fue mostrando cada vez más mustia y sumisa, hasta pincelarla como una mueca triste y sin remedio, resignada a aquel oficio de gotera eterna. El mismo calabozo, las mismas paredes desprolijas de cal, absurdas, sí, las mismas que a él, a Teotiro Bárcenas, lo admitían de nuevo, ignorando su reincidencia. ¿Está usted preso? Era una de las grandes prisiones que había, diseminadas según una ignorada planificación. Es que los gobiernos centristas no dejan nada al arbitrio de otros. Moverlo todo desde un centro. Ahorro de tiempo, dicen. No sé. Noté sí, desde hace mucho, la relación habida entre ‘central’ y ‘control’...