Gabriela Aguilera Valdivia
Qué sabor tiene la carne En memoria de Lizzie Borden La bandeja de aislapol está sobre la mesa de la cocina, aún cubierta por el plástico que le ponen en los supermercados. Se ve roja, enrojecida más bien. Le echan colorantes para que los compradores se tienten y no vean el blanco de la grasa. Algo de sangre acuosa se ha escurrido hacia abajo y gotea de la mesa al suelo de cerámicas grises. Escucho. No hay más que el sonido de los pájaros y lejano, el motor de algún auto que pasa por la calle. El vecino más próximo vive a cuatro mil metros de aquí pero cerré el portón con candado y apagué la luz de la entrada, por si a alguien se le ocurriera pasar a saludarme e interrumpir mi labor. Desde una de las ventanas distingo el contorno borroso de la cordillera y desde la otra, la luminosidad de Santiago, muy abajo. Me saqué la ropa para facilitar mis movimientos. El sudor me baña por el esfuerzo que ha significado arrastrar al animal y colgarlo del gancho. Un animal muerto pesa ...