El dólar agujereado - José Respaldiza Rojas

                               


El reloj marca las nueve y media de la noche, estás jugando billar en Chosica, no eres diestro, pero lo haces cada día para pasar el tiempo. Para que sea más interesante, cada tendida es a sol,  no es mucho y aun así genera expectativa.

Lucho, ya son las diez.
Una jugada más y nos vamos.

Regresas a tu casa, en la residencia de profesores, en la Cantuta para sentarte en un sillón de la sala, es que te es difícil conciliar el sueño, aunque esta vez es justificado, tanto esfuerzo por conseguir dinero y te llega así, de sopetón, como si fuera un huayco, es que de la noche a la mañana ser multimillonario es una carga muy pesada, no saber qué hacer con tremenda fortuna. Mil preguntas se van acumulando en tu cabeza ¿En qué banco depositarlo? ¿Nacional o extranjero? ¿Qué hacer para que no te roben? ¿Vale la pena comprarse una mansión con piscina temperada, ascensor y puertas automáticas?
Pero permítanme presentarlo, su estatura es igual al común de los peruanos, su peso, cuando está a dieta es mucho menor que cuando da rienda suelta a su adicción gastronómica, sí, porque es de buen diente, bebe con moderación. De pelo negro y piel blanca, típico cholo shilico (Celendín, Cajamarca) No se le conoce barba ni bigote, ni falta que le hace. Cuerpo como la tripa de un paté, vale decir, carente de cintura. Viste siempre con terno por eso no puede ir a la playa. De profesión abogado aunque posee gran habilidad en desfacer entuertos.
Todo eso queda atrás cuando le llega una misiva de su hermano residente en USA, casado en segundas nupcias con una dama norteamericana que habla un poco el español, la misiva le indica que llega a Lima, en un vuelo chat 314 de Air Lines, el 3 de febrero, estaría por unos veinte días.
De inmediato pides un adelanto de tus vacaciones y parten hacia Cajamarca, tú con Vicky, tu señora, él con la suya.

Qué agradable es volver a oler el vaho húmedo de la tierra luego de la lluvia.
Mi oler a caca de vaca -  dice la gringa.

Como para relajarse fueron a los Baños del Inca con sus pozas de agua caliente, como un tente en pie, recalaron en el mercado para tomar una sopa verde y ya a medio día degustaron unos deliciosos cuyes chactados.

Mi parecer ratas sin cola, pero carrajo muy rica – dijo la gringa.

Como era febrero, mes del tradicional Carnaval Cajamarquino, se integraron a una pandilla, con serpentinas enrolladas en el cuello, el rostro con talco y el pelo con poca pica, avanzaban por las calles,  tú luces un ligero renguear, producto de un accidente automovilístico, empero la alegría y el jolgorio contagiaban el ambiente.

Yo me he casado contigo,
por no dormir en el suelo,
y ahora me salen diciendo
que la cama es de tu abuelo.

Ja, ja, ja, para la gringa todo era novedad, para él era volver al pasado, a la tierra donde nació, a donde corrió de niño, a gozar cuando un quende revoloteaba en el aire.

Amiguito Lucifer
un regalo te voy hacer
anda llévate a mi suegra
pa´ que sea tu mujer.

Como todo lo que comienza, termina, se embarcaron rumbo a Lima mordisqueando cada uno, una deliciosa cachanga.
Al llegar empezaron por  arreglar sus maletas, los huéspedes partían hacia USA a las nueve de la noche, su almuerzo fue muy frugal, conversaron todo el tiempo que pudieron, recordaron muchísimas anécdotas, preguntaban por tal o cual. De pronto ven el reloj, pues hay que estar una hora antes y deciden partir hacia el aeropuerto Jorge Chávez y en efecto, el vuelo se había adelantado. Gran despedida, abrazos, lágrimas y al momento de internarse, el hermano saca un dólar y se lo da a Lucho, éste hace un ligero mohín antes de guardarlo en su monedero y piensa para sí Carajo tantas atenciones y este tacaño maldiciau me da un dólar, que al cambio son treinta soles, pero por ser viejo no eso te dan, su esposa que vio la escena le dice:

No hagas hígado Lucho, te puede hacer daño – te dice Vicky.

Dicho y hecho, Lucho amaneció mal, fue llevado a la Posta Médica de Chosica donde determinaron que había sufrido un derrame biliar, producto de una tremenda cólera, le inyectaron un calmante, le pusieron una sonda directamente a la vena con cien mililitros de suero y le dieron cuatro días de descanso.
El dólar de marras fue a parar a una caja de zapatos vacía, junto con otras monedas extranjeras, que luego fue puesta debajo de la cama.
Pasa el tiempo y ya nadie se acuerda del bendito dólar.
Lucho concurre, dos veces por semana al bar Palermo, que dirigen los hermanos Tamashiro, situado en La Colmena, al lado de la librería El Caballo Rojo, muy cercano a la Universidad de San Marcos. En uno de esos días concurre un amigo con un catálogo de monedas norteamericanas, por simple curiosidad, Lucho se acerca para fisgonear y se da con una publicación seria, que tiene el visto bueno de la Sociedad Numismática de USA, y de pronto, como buen shilico, se te viene una idea a la cabeza, pides permiso para telefonear y te comunicas con tu casa:

Vicky, por favor, busca debajo de mi cama una caja de zapatos y saca el dólar que puse, mira de qué año es, te vuelvo a llamar.

Ella va al dormitorio, mete su mano debajo de la cama, jala la caja de zapatos, saca el dólar y ve la fecha, por si su memoria le traicionara, apunta dicha fecha ven un papelito: 1814. Al rato vuelve a sonar el teléfono.

Vicky ¿viste la fecha?
Sí, es 1814.
¿Estás segura?
Claro, porsiacaso la apunté en un papelito.
Gracias, no vemos en la noche.

Con ese dato fuiste donde tú amigo para preguntarle:

Por favor ¿puedes ver el dólar de 1814?
Claro, espera voy a pasar las páginas, a ver, a ver, sí aquí está, hay un dólar de 1815 en todo el mundo y está cotizado en cinco mil millones de dólares.
¿Y el de 1814?- insististe en preguntar.
Ni está, pero sí el de 1815 vale cinco mil millones, el de 1814 puede valer mucho más.
¿Por qué preguntas?
Simplemente por curiosidad.

Con dicha información, pagaste la taza de café que consumiste, saliste rengueando ligero, vas a la playa de estacionamiento, sacas tu auto y partes a la UNE, abres la puerta y Vicky te dice:

¿Qué milagro llegas temprano?

Este, es que – le contestas mientras le das un beso – busco un dato.
Vas al cuarto de tu hija, sacas una lupa y con ella en la mano entras a tu cuarto, a tientas jalas la caja de zapatos, tomas el dólar, miras a través de la lupa y efectivamente es 1814, instante en que rompes a llorar, mientras balbuceas:

Hermano perdóname, te insulté con el pensamiento, mientras tú me hacías multimillonario, hermano pídeme lo que quieras, yo te lo daré, pero perdóname.

Llevabas como veinte minutos llora que te llora, hasta que tocaron tu puerta:

¿Lucho ¿estás bien?
Era Vicky preocupada quien tocaba la puerta, sacaste del bolsillo trasero de tu pantalón, un pañuelo blanco para secarte las lágrimas, limpiarte los mocos y abres la puerta para que entre Vicky, apenas ella ingresa, le ordenas que se arrodille, ella se aturde, no sabe qué hacer, él insiste:

¡Arrodíllate y jura por tu santa madre que lo que te voy a decir no se lo dirás a nadie!

Vicky obedece y jura sin saber porque, como se dice, está completamente en la luna, él duda, pero no le queda más remedio que confesarle lo que acaba de descubrir, de ahora en adelante te podrás comprar todas las carteras que desees, hasta las más caras, somos multimillonarios.
Ella, entre asombrada e incrédula, ve pasar por su cabeza ¿Qué le pasa a éste? ¿Robó un banco?  ¿Se sacó la lotería? ¿Está afiebrado?
Mientras Lucho le explica lo del dólar, se quita el pantalón y le pide que le haga un bolsillo falso en el interior. Se pone de pie, busca algo, revolotea todo hasta encontrar una latita de pasta de zapatos vacía. Mete el dólar en una bolsita de plástico y luego introduce todo en la latita de betún
Al día siguiente fue al segundo piso de la Biblioteca de la universidad donde funciona el local de fotografía a cargo de Miguel Egúsquiza. Lucho ingresa y le pide que cierre la puerta con llave, un pedido algo raro, pero lo cumple, al voltear ve, con asombro, que Lucho está bajándose los pantalones, una duda pasa por su cabeza, pero sabía que Lucho era bien macho, además casado y con hijos, pero uno nunca sabe, ya está por abrir la puerta y salir corriendo, cuando Lucho saca una lata de betún y le dice:

Te regalaré cien mil soles si nada de lo que verás luego, permanece en secreto.
Como tú digas Lucho, pero ¿de qué se trata?
Espera y verás – le dice mientras abre la lata de betún – quiero que le saques una fotografía a este dólar.

Miguel Egúsquiza toma el dólar y lo fotografía, luego entra a un cuarto oscuro y Lucho se precipita para ingresar con él, revela el negativo, lo procesa y le da la foto en positivo, Lucho le pide también el negativo, se baja el pantalón y todo lo mete en el falso bolsillo.
Mientras tanto Vicky no se aguanta y llama por teléfono a su mejor amiga para contarle que ocurrió un milagro, que se acabaron todas sus penurias y mientras hablaba trataba de no romper el juramento que le hizo a su esposo, pero de qué se trata mujer, es que un señor descubrió un dólar rarísimo es todo lo puedo decir, estoy impedida, habla nomás que soy una tumba, no amiga sería mi desgracia. No bien cuelga en fono cuando la amiga llama a otra amiga y ésta a su vez a otra amiga. En menos de una hora se formó una cadena y como queda flotando la intriga todas quedan para ir a casa de Vicky el próximo jueves.
Lucho regresa, espera que empiece por aparecer la noche, va a un rincón del  jardín de su casa, cava un hueco profundo y mete allí la latita de betún envuelta en cinco bolsas plásticas y lo rellena con tierra, le pone una cruz con el nombre de su anterior perrito. Su dólar está en un sitio seguro, que banco ni que ocho cuartos, además el banco te cobra y cobra caro.
El jueves ocurren dos hechos paralelos: Lucho parte hacia Lima y las amigas de Vicky parten para su casa, allí está su amiga íntima, dos amigas del colegio, varias amigas del trabajo y algunas amigas circunstanciales. Como Vicky no suelta prenda, se les ocurre iniciar un juego que practicaron en el colegio, cada una hace una pregunta:

Ese milagro  lo hizo un santo.
No – responde.
Lo hizo tu esposo.
Como que sí.
Ese milagro tiene forma redonda.
– dice ella lamentando haber abierto la boca.
¿Es una moneda?
Sí.
¿Son muchas monedas?
No
Y poco a poco van llegando el final, a descubrir que el esposo de su amiga tiene un dólar antiguo, que ahora son los nuevos ricos del Perú.

Amigas les daré cien mil soles a cada una si mantienen el secreto.

Qué roñosa eres, tienes millones y nos das una minucia – dijo una de ellas.
No hables así, ella nos lo da de todo corazón. 
Propongo que nos convirtamos en una junta secreta, la que rompa el silencio la sacamos de la junta.
Terminan de beber el té de canela que les ofreció y se retiran pues ya son las cinco y media, ya va a comenzar la hora de las telenovelas.

Mientras tanto Lucho, en Lima, trata de ubicar a su amigo, el dueño del catálogo de numismática, desea pedirle ayuda para saber cómo vender ese famoso dólar, la indican que está por llegar, en eso entran unas gitanas, miran a todos y se desprende una de ellas, se dirige a donde Lucho, parecen que huelen la plata. Con un gesto de su dedo le indica que no desea saber su futuro, claro si él tenía el futuro asegurado, su problema era cómo convertir el futuro en presente, por eso esperaba a su amigo, que precisamente hace su ingreso, Lucho aprovecha para acercarse, lo saluda y le invita a tomar una cerveza helada. Se sientan casi al fondo tratando de evitar ser oídos.

¡Salud! – le dice Lucho.
Y que en salud se te convierta, ¿para que soy bueno?
¿Puedes explicarme cómo se vende una moneda antigua?
En Quilca hay vendedores/compradores ambulantes, ellos te indican cuánto puede costar la moneda.
Pero, ¿si es muy antigua?
¿Qué tan antigua? – pregunta pues le entró curiosidad.
Digamos, de 1800.
¿Tú tienes alguna de esa fecha? – ahora su curiosidad se torna en investigación.
Mira – le dice Lucho mientras le enseña la foto.
¡Madre mía! Esa sí que es antigua.
Deseo venderla.
El único que puede ayúdate en esa operación es Moll, él tiene la colección más completa de monedas peruanas y quizá pueda saber cómo ofrecer esa moneda en el extranjero.
¿Podemos in donde él?
Hay que llamar por teléfono y pedir una cita ¿en qué banco la tienes depositada?
En ninguno y la tengo a buen recaudo. Mira, encárgate de hacer esa cita y te ofrezco el 5 % de lo que se consiga.
Gracias Lucho, yo te llamaré.
Al día siguiente Vicky va al mercado de Chosica y ve en uno de los kioscos de periódicos una noticia que la deja helada: La Cancillería del  Perú pidió a nuestro Embajador que reclame a los Estados Unidos la devolución de bienes nacionales que están en ese país y si se niegan tampoco le devolveremos una moneda norteamericana muy antigua que está en nuestro país. En el interior se informa que aún no se conoce quién la tiene ni dónde está.
Sin ir al mercado y con sólo adquirir dicho diario Vicky regresó a casa y le mostró el periódico a su esposo. Apenas lo vio se sobresaltó y gritó:
¿Quién reveló el secreto carajo? – y luego, casi al borde de las lágrimas – Me quieren despojar mi dinero, pero yo me amparo en la autonomía universitaria. 
Y salió rumbo al rectorado, para pedir una Asamblea Universitaria, con carácter de urgente y con la presencia de los trabajadores. Por más que el rector le pidió la razón que sustentaba tal pedido, Lucho no soltó prenda y antes bien dejó flotando una interrogante: Señor rector le puedo asegurar que estoy en capacidad de triplicar el Presupuesto de la Universidad.
El Rector da inicio a la Asamblea y le da la palabra a Lucho:
Señores asambleístas ha querido el destino que sea parte de ésta Universidad que siempre luchó por sus derechos, porque reivindicó lo que le corresponde, a veces conculcados, pero jamás despojados. En homenaje a quienes nos antecedieron en esa épica decisión, debo manifestarles que, por ejemplo, puedo dar el dinero necesario para remodelar el Auditorio de Educación, esto es sólo por poner un ejemplo, ya que estoy en capacidad sufragar todos los gastos que consideren indispensables. Lo único que pido es acogerme a la autonomía universitaria ya que mi hacienda peligra.
Inmediatamente el rector pide un voto de aplausos para el doctor Lucho, éste interviene indicando que no es doctor, entonces el rector acota:
Levanten la mano quienes están a favor de otorgar un doctorado honoris causa a Lucho, quienes están en contra, aprobado por unanimidad.
Un atronador aplauso se escuchó por varios minutos. En un intermedio varios docentes lo abordaron y fueron testigos de lo que él les narró.  Casi por arte de magia aparecieron los homenajes, el profesor Carlos Cabrera dio un almuerzo, todo pagado con su peculio, otro colega organiza un lonche y en eso una llamada telefónica indicando que llegó Moll. Hay que organizar ese encuentro, asistirá el amigo encargado de contactar con el numismático, el Rector de la UNE, un notario, un general amigo, llegan en un patrullero a la casa del mayor coleccionista de monedas del Perú, los hace pasar, los lleva a un lugar donde tiene una lupa electrónica, Lucho le enseña la fotografía, pero le indica que se debe inspeccionar la moneda en mención, no le queda otra que entregarla, la pone bajo la lupa electrónica, enciende la luz, inspecciona minuciosamente cada espacio, luego, con gran delicadeza la da la vuelta. Todos esperan con ansias su palabra. Luego de un rato llama a Lucho y le indica que mire mientras le dice:
Ve usted ese huequito diminuto, bueno, así como en las estampillas basta con que esté roto uno de sus dientes para que pierda su valor, lo mismo en las monedas, un huequito, un chancado hace que pierda todo su valor, lo siento por usted.
Y en menos de quince minutos se hicieron humo los millones de dólares.

(c) José Respaldiza Rojas
Lima
Perú

José Respaldiza Rojas (Lima,1940) Decano de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Nacional de Educación (1991) catedrático principal, periodista, se ha especializado en literatura infantil. Es Magister en Ciencia de la Educación. Ha publicado La Maestra, Adivinanza, Las Fabulosas fábulas, Fabulario, Imayllanqui jitanllanqui mil adivinanzas quechuas, Las jitanjáforas en el mundo infantil. El Tangrama, Calcular con fantasía y otros más. Es miembro de APLIJ, CEDELIJ
Ganó el Premio Nacional de Promoción a la Lectura, en el nivel universitario. En 1997 la Biblioteca Nacional del Perú lo galardonó por su creatividad.

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