Ahora soy Chévere - Araceli Otamendi
En mi otra vida me decían Nijinsky, soy o era el gato de la bailarina, Diana. Me había ido por ahí, a deambular por el barrio, como siempre, a tener aventuras, correr por los techos, nunca creí que no volvería a verla. Desde las terrazas podía ver muchas cosas, me resguardaba de los autos, podía observar mejor la calle. Además esquivaba los peligros que tienen los gatos, podía escudriñar a veces en las ventanas. Llegué a la mañana, cuando las luces de los carteles luminosos se apagaron y encontré que la casa era un despelote. Busqué un poco de comida, esas bolitas con gusto a pescado que ella me dejaba en un plato, ella decía balanceado. Buscaba a Diana, como siempre, estaría acostada en la cama o en un sillón, pero no estaba. Sospeché algo cuando sentí olores raros en el departamento. Olor de personas distintas, escuché voces en el pasillo. Diana se había muerto cuando dormía, la encontró una vecina, casi no podía caminar, era muy vieja y estab