Ese cantor de tangos - Dolores González Opazo
“Mario Salinas ,un auténtico cantor arrabalero” , así lo anunciaba el
gran cartel con múltiples fotografías en la puerta de la quinta de recreo “ El
Rosedal “.
Hoy será día de tangos
en la gran y hermosa quinta de recreo , en ella el cantor Mario Salinas interpretará , su amplio repertorio de tangos, solo como
el sabe hacerlo, con su gran voz y su prestancia, irá llevando a su público más
allá de la emoción y los aplausos.
Cada noche llega y hace
su entrada como todo un artista , vestido con su mejor traje para hacerse
dueño del escenario y del lugar. Mario no es un adonis de hombre, mas tiene ese
algo que no tiene la mayoría, lleva con él una voz privilegiada que sabe usar
muy bien . De estatura media , vestido impecablemente de traje oscuro
muy bien planchado, con el pantalón de
raya profundamente marcada, camisa blanca de cuello almidonado y corbata afín, con la
punta de un pañuelo asomado sobre el
bolsillito de su traje y de engominado cabello, un pequeño bigotito sobre su
labio superior y una sonrisa entre melancólica y audaz , que le dan a su rostro
moreno ese aire de importante, que solo tienen los cantores argentinos, con la
diferencia de que él no lo es .
La gran pista de baile está repleta
a esta hora , un parloteo incesante de voces y risas se escucha por sobre
el sonido musical . Hombres y mujeres con su mejor vestimenta se dan cita hoy en el gran “ Rosedal”, lugar
de encuentro para la bohemia santiaguina, hermosa y bella quinta de recreo
donde solo actúan los grandes .
Cada fin de
semana el paradero 18 de gran avenida enciende sus luces multicolores, para dar
paso, al fantástico desfile de grandes artistas por sobre su iluminado
escenario .
Largas filas de
automóviles se acomodan, entre las dos vías de la gran avenida , desde el
paradero 17 al 19 cubren los dos costados, más el bandejón central.
“Parque quinta de Recreo El
Rosedal”, allí se cena , se canta y se baila al compás de la orquesta estable
de Armando Bonasco, se escucha al Dúo Rey Silva . Toca su bandoneón Quintano y
Frigerio.
Bill Halley y sus cometas en
alguna ocasión, han creado la locura rocanrolera en sus pistas, Lucho
Gatica y su enamorado corazón crean el romanticismo para de esa form , unir a más de alguna
pareja que se ha conocido bajo su embrujo. Pérez Prado, Los Panchos y
muchos más han iluminado este escenario. Todo
transmitido a diario por radio Sudamérica.
Allí, con ese ambiente se codeaba
Mario, con los grandes que inflamaban de dicha y gozo su corazón romántico y
nostálgico de tanguero, allí en ese escenario de estrellas el presentaba su
show, acompañado de bandeones y guitarras. Su clara y profunda voz emocionaba
a las mujeres y envalentonaba a los hombres , interpretaba con alma y
sentimiento su repertorio. Allí, él era
el grande , allí se convertía en un artista aplaudido, vitoreado, admirado.
Allí entre luminarias y estrellas olvidaba que solo era Mario, allí olvidaba
que muy cerca lo esperaba una familia, una mujer abnegada y laboriosa ,
olvidaba que un puñado de muchachitos
miraban con ojos ansiosos, en la puerta
de la humilde casa , en espera de lo que él traería en la madrugada.
Barrio Gran Avenida ,
donde las estrellas se juntaban cada noche para formar un nuevo cielo, donde
los cometas pasaban y dejaban su coleta de luz mágica brillando por
muchos días. Barrio hermoso de antaño, con sus grandes y frondosos acacios
guardadores de profundos secretos , de largas y oscuras calles de casonas
blancas y tejados rojos. De plazas arboladas donde los amores, prohibidos
tenían su lugar secreto, donde se fumaba a escondidas aquel primer cigarrillo ,
encuentro de amistades divinas e inolvidables .
Tres pistas de
baile y un jardín con hermosos rosales siempre floridos. Una entrada de autos
por uno de sus costados y árboles adornados de miles de luces, son la
maravilla del parque El Rosedal.
El tranvía que
detiene su marcha frente a la puerta, trae gente de todas partes y condición
social diversa, para todos esta noche el disfrute es igual , no existe la
diferencia. Un hada pequeñita e invisible desparrama sobre los asistentes el
polvo de estrellas que trae dicha, alegría y felicidad, las inolvidables
competencias de baile , donde gana la pareja de mayor resistencia son
esperadas por los mejores bailarines .
Y frente a tan magnifico
y elegante espectáculo la otra cara de la moneda .
En los
alrededores, callecitas arboladas y de tierra , albergan familias
numerosas y chiquillos descalzos ,que juegan y corren detrás de una
pelota en las calles cada tarde ,
cabezas mojadas de sudor y pies empolvados de tierra , llamándose a
gritos , para dar antes que oscurezca el pitazo final y al equipo ganador.
Allí entre tanto
chiquillo, los hijos de Mario el cantor , también juegan su partido diario . Y
al llegar la noche, uno de ellos el mayor, cuando la casa duerme y todos
ya están inmersos en el mundo de los sueños , escapa a hurtadillas de su casa,
para ir al fantasioso lugar y desde la puerta muy acurrucado en el
elegante dintel, contemplar emocionado la actuación de su padre, frente a tanta
gente linda y elegante. Luego de verlo, con lágrimas de alegría en los ojos parte
en medio de la oscuridad de la noche ,de vuelta a su humilde casa
orgulloso y feliz . Aquel que tanto aplaudieron, aquel cantor exitoso…. era su
padre .
Hoy ya la Gran Avenida no es
la misma, el paso del tiempo, dio también paso a la modernidad de los grandes
edificios, de los grandes supermercados y negocios automovilísticos. Aquellos
amplios bandejones donde se estacionaban los autos para la diversión, hoy son
grandes jardines con palmeras inmóviles . Hoy solo quedan aun
sobreviviendo al tiempo los nombres
de memorables calles José Ureta , Santa
Elisa y Barros Lucos y unas cuantas más
.
Y de aquel cantor
arrabalero de soñados grandes escenarios , aún queda el recuerdo de su voz y su
prestancia en la memoria de unos cuantos hijos , que ya no se reúnen
para recordar juntos, la voz magnífica
de un padre cantor , o transmitir a
hijos y nietos el orgullo de ser hijos de un tanguero, de ese que brilló con su
voz en un fantástico lugar llamado “ El Rosedal “ ,que ya no existe pero que aunque parezca un sueño, si existió....
La vida también nos hace
crecer, nos cambia y nos disgrega como familia , todos cerca y lejanos a
la vez ,han ido olvidando esa voz cantante que cada fin de año y en
acontecimientos especiales , reunía a familiares y amigos , para recordar
aquellos tiempos de juventud, de libertad,de risas, de dulce irresponsabilidad
donde llego a tocar el ciel , a través de aplausos y vítores; en medio de
candilejas multicolores, donde cada noche brilló como un grande más en la
magia del escenario, allí donde cumplió
tantas veces el sueño de ser un gran artista.
También la modernidad acabó
,con el fantasioso camino de estrellas que fue el parque Quinta de recreo El
Rosedal, ya no hay brillo ,ni luces, ni risas , ni grandes orquestas en
su interior ; solo una humilde y poco iluminada fuente de soda con una pequeña
puerta, donde un par de desconocidos
clientes beben al paso. Un oscuro letrero que conserva el nombre , nos
recuerda que allí hubo alguna vez un cielo divino. Y así quizás ocurra que al
llegar la noche , se enciendan
nuevamente las luces , para dar vida a este
brillante lugar, donde al compás de la música y la orquesta
vuelvan a bailar en sus pistas, fantasmales figuras que ya no están, y que un día disfrutaron ahí
de la magia del baile ,y del escenario.
El barrio ya no es el mismo, todo es
diferente . La gente , sus casas , sus calles todo quedo atrás. Sin embargo
aunque aquellas estrellas, que iluminaron sus noches ya no esté , aun viven en
la memoria de muchos; incluso en aquel pequeño y oscuro letrero cubierto de
polvo, que recuerda la majestuosidad y la elegancia de un tiempo pasado.
Y aunque aquel cantor tanguero
de bella voz, ya hace tiempo canta en otro cielo yo aún le recuerdo ,
no lo conocí lo suficiente ;solo lo necesario para decir que fue parte
de un tiempo de maravillas y estrellas ,en un hermoso lugar y en un barrio,
donde ya no existe el cielo de estrellas , ni los niños corriendo detrás de un
balón , ni los acacios que se fueron con sus secretos bajo el hacha
podadora , ni sus antiguas y grandes casas blancas , ni sus rojos techos
.
En una vuelta del destino, las luces
del gran parque se apagaron, el firmamento de estrellas que resplandecía
cada noche, se marchó a otro cielo, el
barrio iluminado de brillante escarcha desapareció.
Y aquí…… en una oscura
calle solitaria, entre encendidas candilejas ,un lucero cantor de tangos
una helada noche invernal se marchó, cerró sus ojos para siempre,
llevando en su equipaje, los recuerdos de aquellas mágicas noches, de amigos
eternos y sus tangos , aquellos que después de su partida ,
ya nadie volvió a escuchar.
Hoy solo habitan en
quienes lo recordamos , sus anécdotas, sus canciones, y en el recuerdo de la memoria de cada uno la
certeza, de que vivirá por
siempre calladamente…… sin tiempo, ni
olvido , ni distancia .
© Dolores González Opazo
Santiago de Chile
Dolores Gonzalez Opazo
nacida en Villa alegre ,.tierra de naranjos y viñedos , donde el perfume de los
azahares , se confunden con las fragancia de las vides. Allí entre sus
naranjales perfumados escribía pequeños cuentos en las hojas de sus cuadernos.
Hoy ve la vida pasar sentada en su silla de ruedas, recordando los momentos
gratos que esta a pesar de todo le regaló con generosidad , y aunque
falta movilidad y vocabulario felizmente ha vuelto el deseo de leer y de
escribir. Reside actualmente en Santiago
de Chile, sin perder la esperanza del regreso a sus raíces.
Foto: © Julio E. Foster, Festival Peñaflor
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