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Mostrando entradas de noviembre, 2019

La casa que se tragó el otoño*(fragmento) - Antonio Costa Gómez

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Nuestro mito fue  estar en Buenos Aires  y lo vivimos en el vértigo,  en las plazas elegantes,    en las librerías de noche,   en los teatros , en los cines bullentes.    Lo experimentamos en las cafeterías donde se recordaba a Ernesto Sábato,  en los rincones donde se había quejado Alfonsina    Storni,    en los cruces donde se levantaban torres bohemias.    Lo sentimos en el obelisco que señalaba el cruce de las oleadas de la avenida más ancha del mundo,  en los grandes almacenes de un lujo que quién podría comprar,     en las riberas del río de la Plata.    Lo soñamos en los barcos anclados ,    en los anticuarios de San Telmo,    en los desvanes donde se ensayaba tango , en los trasteros donde se daban clases de baile,  en los bancos donde los viejos se acordaban de Italia o de Croacia.  Lo supimos en los museos donde soltaba sus locuras Xu...

Una profe singular - José Respaldiza Rojas

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                             Recibimos una invitación de Enma Erésvita Araujo Machuca, natural de Oxamarca, Cajamarca y en razón a ello, considerada como Cajamarqueza, repito recibí una invitación  para cortar una unsha, pero como no estamos en carnavales, debe ser algo especial que no nos lo podemos perder. Elvira ¿tienes la dirección? Vamos Pepe quién no conoce la casa de la paisana Erésvita, hasta un ciego llega con facilidad. No recuerdo con precisión el año aunque se debe tener en cuenta que la Comisaría de Chaclacayo se situaba a la mitad de la cuadra que se inicia en la panadería de Danilo, frente al parque central, cuando la carretera central era de dos vías. La casa de doña Erésvita se encuentra a un costado el río Rímac, casi al borde de él. Para arribar a ella debíamos entrar por Huampany, siguiendo la vía del tren, pero preferimos hacerlo por la bajada de las retamas, por un caminito...

Encuentro - Araceli Otamendi

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" Todos vivimos lejanos y anónimos; disfrazados, sufrimos desconocidos. A algunos, sin embargo, esta distancia entre uno y sí mismo jamás se les revela; para otros, ella es de vez en cuando iluminada, ya sea por el horror o la pena, por un relámpago sin límites; y hay otros todavía para quienes ésa es la dolorosa constante y cotidianidad de la vida."                                                                                    Fernando Pessoa                                                                                 Libro del desasosiego Me reciben los muerto...