Magnos Amores* - (fragmento)- José Respaldiza Rojas
José Respaldiza Rojas y Elvira Chávez Mariñas |
MAGNOS AMORES
en Homenaje al 52° aniversario de nuestro matrimonio
Capítulo
Tres
Cruzando el
Marañón
en una
oroya
Magna,
en su calidad de viuda, envió un mensaje pidiendo ayuda a Elvira Aliaga, para
volver a Celendín junto con sus tres hijos, ya que Doralí ya se encontraba en
tierra shilica, gozando de la atención y cariño de su abuela Josefa.
Esperó
casi un mes, y cuando estaba al borde de la desesperación llegó su tío Máximo
Araujo, esposo de Elvira Aliaga. Conversan sobre la triste situación por la que
están pasando. Al otro día rematan lo poco que queda de la que hasta hace poco
fue una excelente tienda, hacen los preparativos para emprender la retirada. El
tramo de Llacuabamba al Río Marañón es algo largo, así que contratan a un
arriero para usar dos burros, uno para los bultos y otro para los tres niños.
Se
ponen en camino y tras dos días de andar, pasan por un Caserío, donde una sopa
de chochoca y un poco de camote, calma el hambre de todos, luego de lo cual
prosiguen su andar rumbo a su destino. Un día más de camino y se encuentran
frente al imponente Río Marañón Le indican que aún no llega, al otro lado, el
camión que los llevará a Cajamarca y le preguntan dónde prefieren esperar,
ellos deciden hacerlo al otro lado. Le pagan al arriero mediante un trueque, le
dan las gracias y él se retira. Hay que cruzarlo parados en una tabla que la
jalan de un lado y otro. Es una oroya muy simple, se puede decir que es un
desprecio por la vida, pero aunque nos cueste creerlo nunca ocurrió ningún
accidente, cuesta pensar, que los
ejecutivos de la mina de oro, que deja inmensas ganancias no hagan un
puente.
Esa
tabla tiene unos cuatro metros de largo por tres de ancho, sujetas sus cuatro
esquinas por cuatro sogas, que a su vez se amarran a un cabezal de acero que termina
en una rueda que es la que corre por la soga tendida, que una orilla con la
otra.
Los
bultos los acomodan al centro, luego ingresan el tío Máximo a un lado y al otro
va Magna, siempre procurando el equilibrio y finalmente entran los tres niños.
En eso se escucha una orden:
- Niños no miren al río.
Es
como si hubieran dado la orden al revés, se impone la curiosidad, los tres con
gran disimulo van mirando a hurtadillas, mientras los van jalando. Todo dura
unos tres minutos, pero para los niños es una hazaña que dura en su memoria
toda su vida.
Llegan al otro lado, la bajada es a la inversa primero los niños, luego los dos mayores, terminando con sacar los bultos, Le pagan al jalador mediante un trueque, él acepta una chompa no muy usada.
(c) José Respaldiza Rojas
Lima
Perú
José Respaldiza Rojas (Lima, 1940) Decano de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Nacional de Educación (1991) catedrático principal, periodista, se ha especializado en literatura infantil. Es Magister en Ciencia de la Educación. Ha publicado La Maestra, Adivinanza, Las Fabulosas fábulas, Fabulario, Imayllanqui jitanllanqui mil adivinanzas quechuas, Las jitanjáforas en el mundo infantil. El Tangrama, Calcular con fantasía y otros más. Es miembro de APLIJ, CEDELIJ
Ganó el Premio Nacional de Promoción a la Lectura, en el nivel universitario. En 1997 la Biblioteca Nacional del Perú lo galardonó por su creatividad.
*enviado por el autor, se publica un fragmento de su obra "Magnos amores" dedicado a Elvira Chavez Mariñas, en homenaje al 52° aniversario de matrimonio
Comentarios