Ritual* - Teodoro Eneas Tenenbaum
Teodoro Eneas Tenenbaum |
*El cuento Ritual del escritor argentino Teodoro Eneas Tenenbaum resultó finalista en el Tercer Concurso de cuento de tema libre "20 años de la revista Archivos del Sur"
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Ritual
El
reloj avanzaba indiferente, el viento frío se condensaba en el vidrio de la
ventana y el cálido aire interior se filtraba lentamente. La gente iba y venía,
los autos se amontonaban en la esquina y el Sol, con seguridad, seguía
fusionando helio. Mientras sus rayos penetraban en mi dormitorio, a nada de
todo esto yo le prestaba atención. En cambio, tenía fija la mirada en una
hormiga diminuta y negra que marchaba en línea recta por el umbral que me
separa del mundo exterior. Sus patas se movían sincopadamente y su resolución
era total. Sus antenas parecían acompañar una música inaudible. Con el paso del
tiempo, sentí como mi conciencia viajó a la suya y pronto nos encontramos ambos
en un mismo cuerpo, transitando aquel recorrido.
Mi
anfitrión no ofreció resistencia y en forma natural aceptó que invadiese su
espacio. Nos unificamos físicamente, pero cada uno de nosotros seguía siendo
una entidad propia sin comunicación alguna, pero con la comprensión absoluta de
lo que estaba sucediendo. Marchamos hermanados por encima de esa pieza
metálica, hasta ingresar en un pequeño agujero que, en aquel momento, lejos de
parecer microscópico, tomaba proporciones acordes a nuestra conformación. Mi
ser incorpóreo se tambaleaba torpemente, tratando de mantener inútilmente el
equilibrio. Pero esto era solo una percepción, un reflejo fantasma e
involuntario. Dentro de aquella entidad, marchábamos sin premura ni
desbarajuste.
El
paso del día a la oscuridad me encegueció, pero como no era yo quien guiaba,
seguimos adelante. Continuamos por el sendero y pronto otros de su especie se
incorporaron a la caverna, andando en ambas direcciones. Al llegar a una
bifurcación, mi compañero miró dentro suyo, como evaluando si yo estaba
preparado para proseguir. De alguna manera supongo que di consentimiento. Viró
lentamente a la derecha, donde eran los menos quienes allí andaban. Avanzamos
erráticamente, pues la vía cuesta abajo era irregular y con una pendiente
pronunciada.
De pronto, llegamos a un claro. El espacio era
vasto y parecía estar iluminado, para mi sorpresa e incomprensión, en forma
artificial. Una muchedumbre de estos seres se encontraban detenidos mirando al
frente hacia una especie de montículo elevado, en forma de escenario. Nos
detuvimos justo en el centro del espacio. Tanto nosotros como los demás
espectadores nos quedamos observando expectantes. Quise interrogar a mi acompañante
sobre lo que allí estaba por suceder, pero no tuve éxito.
Mi
visión, aun ajustándose a la morfología de mi anfitrión, fue perfeccionándose y
pude advertir con mayor claridad aquel escenario. En él, a modo de altar,
emergía una escultura gigantesca con forma de cabeza. Esta no era humana ni
similar a ninguna hormiga. Parecía construida en alguna especie de metal
brillante pero oscuro y sin uniones visibles. Un sistema de cadenas se
balanceaba a sus costados. Cremalleras metálicas se arrastraban en la tierra,
las cuales al ir subiendo realizaban un movimiento circular oscilante,
arrojando polvo en todas direcciones. Pistones y émbolos iniciaron tareas
incomprensibles y todo el lugar cobró vida, emitiendo un chillido estridente.
La
boca de aquella cabeza comenzó a abrirse y cerrarse lentamente. Luego,
llamaradas de fuego iluminaron la parte superior de la caverna sin poner en
peligro a los espectadores. Pude sentir el calor sobre nosotros, y con él, como
mi ansiedad se incrementaba.
Si
bien estaba constituida de bordes totalmente pulidos, el movimiento pendular de
aquella mandíbula era irregular y dificultoso. Mientras esto sucedía, las demás
hormigas se pusieron silenciosamente a caminar, empujando con sus patas larvas
informes. Las arrastraban con esfuerzo un corto recorrido, y finalmente las
colocaban en una especie de cesta. Esta colgaba en forma formidable de una
serie de cadenas, que se elevaban rápidamente a la parte superior de la
estatua. Allí las larvas eran arrojadas a la boca de aquella obra colosal y
eran deglutidas sin emitir sonido. Esto se repetía una y otra vez.
Horrorizado,
increpé internamente con mi consciencia a mi anfitrión. El sonido de mis gritos
ahogó mi ser y creo que el suyo. Las llamaradas continuaban y aquel espectáculo
se repetía una y otra vez. De pronto, las hormigas iniciaron una especie de
ritual, balanceándose en sus lugares lentamente, pero siempre con la vista al
frente y emitiendo un delicado canto. Este poseía un matiz de sutiles
inflexiones y era entonado por una gran multitud en trance. Su himno inundó la
caverna, como si el sonido tuviese forma y peso. La temperatura descendió y el
aire se volvió más ligero. Mi anfitrión coreaba a la par del resto y su voz
vibraba en mí con un inédito trepidar.
Al
concluir, mi compañero finalmente pareció comprender mi asombro y me dirigió
las siguientes palabras: -Moloch es nuestro dios, puro y perfecto. Durante
milenios nos ha protegido y albergado en las profundidades de su mundo. Nuestra
forma de venerarlo consiste en reproducir su perfección sacrificando las más
puras de nuestras posesiones en holocausto. De esta forma, fortalecemos al gran
dios y él nos protege e ilumina. Y por ello, no hay pesar en nuestras almas al
entregarle nuestras mejores larvas. La perfección solo se nutre con pureza.
Moloch es nuestro dios, puro y perfecto. -
Al
concluir sus palabras, mi conciencia comenzó a escindirse de la suya y emprendí
lentamente el camino de regreso. Recorrí senderos de tierra, pasos oscuros y
pendientes imposibles. Rumbo a mi habitación, reflexionaba sobre la extraña
ceremonia que había presenciado y sobre su exigente deidad, que demandaba lo
más puro y preciado de aquellos seres para sostener su forma de vida. Al salir
de la caverna, la luz del Sol me encegueció una vez más.
Antes
de unirme a mi cuerpo nuevamente, pude estudiarme desde afuera. Mi ser
incorpóreo levitaba en la habitación, sin dificultad o zozobra. Mientras tanto,
la parte física de mi ser observaba paralizada y absorta el umbral, buscando
escapar de la cotidianeidad, de las urgentes insignificancias y de los absurdos
desvelos. A través de la ventana del cuarto se escuchaban las bocinas de los
autos, los teléfonos replicar, el ensordecedor ruido de las cajas registradoras
y el eterno cotilleo de la multitud. Presentí entonces, que estos sonidos
conforman nuestro sutil himno, que nuestras vidas son un largo ritual y que la
ciudad es nuestra caverna. Marchando siempre hacia adelante, dispuestos a un
sacrificio vacío, para congraciarnos con divinidades ausentes. Ahora sí, estaba
listo para volver a ser uno.
©
Teodoro Eneas Tenenbaum
Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
Acerca
del autor:
Teodoro
Eneas Tenenbaum por él mismo
Mi
nombre es Teodoro Eneas Tenenbaum. Nací en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
en Argentina, donde resido. Soy arquitecto egresado de la Universidad de Buenos
Aires. Participé en el diseño de múltiples proyectos de arquitectura de mediana
y gran escala, así como en concursos nacionales e internacionales.
En
el ámbito literario, escribo ensayos, cuentos y relatos. Algunos de ellos
fueron seleccionados en diferentes certámenes:
Premio
en el concurso ¨Lugares Invisibles¨ convocado por la Universidad Santo Tomás de
Colombia. Cuento: ¨Un olvido primordial¨ (2020).
Premio
y publicación en la antología de cuentos El futuro en 100 palabras, organizado
por la Universidad Iberoamericana León de México. Cuento: El paraíso en la
tierra (2022).
Premio
y publicación en el concurso Letras de Iberoamérica 2022 organizado por la
revista mexicana En Sentido Figurado. Artículo: La muralla perimetral en la
cosmogonía utópica (2022).
Premio
y publicación en el concurso 1er concurso de microrrelatos Alphaville en la
revista colombiana Alphaville Magazine. Cuento: Algo nuevo en tus ojos (2022).
Publicación
en la revista literaria Crisopeya de Colombia. Artículo: Las utopías del
Renacimiento (2022).
Publicación
en la antología de cuentos Antología de cuentos Kamikaze organizado por la
editorial Kamikaze de Córdoba, Argentina. Cuento: La decisión (2022).
Publicación
en la revista Compartiendo de Argentina. Cuento: La escolta (2022).
Publicación
en la revista Architector de Argentina. Artículo: Utopía y normativa (2022).
Premio
y publicación (próximamente) en antología de cuentos Camino de palabras
organizada por el Instituto Cultural Latinoamericano de Argentina: Cuento:
Kilómetros circulares (2023).
Publicación
(próximamente) en la antología de cuentos Antología psicológica organizada por
la editorial Rubin de Argentina. Cuento: Un café en la oscuridad (2023).
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