Vaciándome - Cecilia Vetti
Me largué
a llorar, y fue mi llanto como un vértigo empujándome a la nada y al todo. Era
justo en ese momento que lograba vaciarme de él.
Poco a
poco, el llanto fue dejándome despojada de tanto rencor. Entré en un silencio
cómplice. A veces el silencio tiene música, y uno se adentra en él, sólo para
pensar que aún queda algo: uno mismo.
Al
haberme liberado del odio, también perdía
mi condición de víctima. La lástima es como un vestido que se lleva
hilvanado con la mirada de los otros.
Ahora
estaba sola, enterrada en un muro de lamentos sin ecos.
Salí al
aire, me pareció distinto. Era un aire puro, sin cargas neblinosas ni vestigios
de ausencias. Quise beberlo con avidez, con esa sensación del que está mucho
tiempo en un cuarto. Ya era de madrugada, y un alba ebria de colores nuevos fue
iluminándome el camino.
(c) Cecilia Vetti
Banfield
Provincia de Buenos Aires
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