Mis tíos - Cecilia Vetti
Mis tíos eran muy machos allá por el 1900, siempre pegaban a sus mujeres. Era una herencia del padre que resplandecía en cada hijo. Mi abuelo Agustín, golpeaba a la abuela María en la madrugada, porque no podía hacerle un huevo frito entero e impecable. Inevitablemente se rompía ante los ojos adormecidos de la abuela, corriendo por la sartén como una sombra amarilla. Mi abuela se quedaba quieta viendo venir la trompada sobre su ojo titilante. Por la mañana, trataba de ignorar el ojo violeta, se miraba al espejo y sonreía complacida. El macho la había compensado con una noche de alborotado amor. Mis tíos heredaron esa manera de tratar a las hembras. Eran admirados en el barrio como verdaderos machos. Hasta que un día, tío Pancho, casado legalmente con Catalina, se quedó dormido en la casa de Tania, su amante de los martes. Cuando él se acercó, Tania tomaba un mate amargo cerca de la ventana cerrada. Todo a media luz y sin ...