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Mostrando entradas de 2012

Luis Rafael Colqui

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Los tres actos* El primer acto se dio cuando Heraldo Lowell disputaba un ajedrez en un recinto oscuro; reverberaba una luz insomne del alba, y en la mesa un reloj marcaba los movimientos de cada una de las piezas todavía secretas del juego. Medía el pulso de su contrincante y la mirada sagaz. Luego de quince minutos, el segundo acto transcurrió cuando con una torre el otro lo puso en aprietos y se vio impedido de mover pieza alguna. El reloj resonaba en su mente, las agujas eran incesantes. En el tercer acto su contrincante lo remató con un caballo. (c) Luis Rafael Colqui San Salvador de Jujuy Provincia de Jujuy *cuento finalista en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur - 10 años (categoría menores de 30 años)

Juan Manuel Uribe Santacruz

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La última nota de un ser* Alguna vez entre las espadas de Napoleón, veinte hombres podían hacerse llamar los “invencibles”, veinte espadas bañadas con la sangre del emperador, juraron protegerlo con sus vidas, la Legión de Honor, los llamo el señor de los galos. Los más virtuosos con la espada de toda Francia, que en alguna época en toda Europa fueron temidos. Pero algunos enemigos son inevitables y el tiempo es el encargo de presentarlos, la vejez y la muerte siempre acechan hasta los más grandes campeones de todas las épocas, y el resto no es más que historia. (c)Juan Manuel Uribe Santacruz Villavicencio Meta Colombia *El cuento La última nota de un ser resultó finalista en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur (categoría menores de 30 años).

James Barbosa Arias

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Denuncia* Verá señor juez: desde que los ancianos García abandonaron la casa del callejón del silencio y la ocupó esa pareja de jóvenes estudiantes, en las noches suelo escuchar gritos tan extraños como éste: Siiiiiii… noooo… máaaass… hayyy… ahiiii.. uffff… ahhhh. (c)James Barbosa Arias Cali Colombia *El cuento Denuncia resultó finalista en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur -10 años (categoría mayores de 30 años)

Silvia Arz

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Amanda* -¿Te gustaron los bocadillos?-preguntó Amanda. -No, están hechos con los sesos de mi abuela.-contestó la mujer. -Es lo malo de vivir entre locos-pensó Amanda -al final no sabes si sigues cuerda. Caminó con su guardapolvo blanco deslizándose entre los pacientes escuchándolos: -Soy Napoleón, salúdame Josefina. -Me buscan de Marte… - ¡Pobres desquiciados enfermos!-concluyó. El hombre al final del pasillo la detuvo: -Amanda, ve y habla con los caballeros. -Enseguida doctor. El la miró alejarse y comentó a la enfermera: - ¡Se la ve tan normal!¡Quién diría que está acá por descuartizar a su marido en un ataque de locura! (c) Silvia Arz (seudónimo) *El cuento Amanda resultó finalista en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur ( categoría mayores de 30 años) Córdoba Argentina

Javier Claure C.

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Aisha y sus nalgas* Caminaba por las calles de Dakar con un pantalón apretado y meneando las nalgas. Aisha era sensual, cautivadora y divertida. La piel de ébano y un cuerpo escultural. Una silueta semejante a la botella más fina de perfume. Daba la impresión que poseía el don de embrujar. A pesar de esos rasgos físicos , aún no comprendía por qué los hombres fijaban la mirada en sus posaderas. Un día caluroso decidió hacer una pequeña investigación. Llegó, a la conclusión que los hombres pasaban un buen tiempo de su vida, descubriendo figuritas y tesoros entre dos montañas. (c)Javier Claure C. Estocolmo escritor boliviano radicado en Suecia *cuento finalista en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur - Diez años imagen: fotografía de moda (fragmento) (c) Araceli Otamendi

Andrea Paula Garfunkel

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Cámara… ¡Acción!* Un callejón entubado entre muros de ladrillos raídos. Una atmósfera cenicienta precariamente oxigenada. A esto le sumaste el infaltable y maloliente basural: un tacho de hojalata a medio abrir, una rata, una escalera oxidada que lleva a ningún lado sobre la pared. A la mujer la imaginaste rolliza y la vestiste absurdamente de varieté. En el elástico del portaligas la proveíste de un arma. Inventaste una venganza, le dibujaste una expresión mordaz y le impusiste coraje para gatillar. Un disparo sórdido curvó de espanto a un gato. Anticipaste al cuerpo desplomado un impacto bermellón ineluctable: la revancha satisfecha. (c) Andrea Paula Garfunkel Ciudad Autónoma de Buenos Aires *cuento ganador en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur - 10 años - categoría más de 30 años- nota de la editora: el cuento y datos de la autora se publican con la autorización de Andrea Paula Garfunkel. De un tiempo a esta parte comenzó a perseguir

Carlos Ariel Vega

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Carlos Ariel Vega- fotografía: gentileza del autor Zhangtara y Sahir* Cuando promediaba la mañana Zhangtara se acercó sigilosamente a Sahir y le dijo: “No veas lo que niegas de tu vida en los ojos del ciego, una sana costumbre en el decorado de los millonarios es tener cabezas de ciervos, otra es vivir de los beneficios dados por la impunidad. Yo soy el rey y tengo el espíritu de comando, pero sacié mi apetito y el reino está en paz. Dime hermano ¿crees que he equivocado el camino?”. Sahir respondió: “La única realidad es la verdad”. El león siguió su camino, y la cebra continuó pastando. (c) Carlos Ariel Vega Ciudad Autónoma de Buenos Aires *cuento ganador - categoría hasta 30 años - en el Primer concurso de microrrelatos Revista Archivos del Sur - 10 años Carlos Ariel Vega "Escritor y guionista argentino. Nací en el barrio porteño de Parque Patricios el 16 de febrero del año 1984. Terminé el secundario en el Instituto Inmaculada Concepción en e

Dinamara García

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Dinamara García Un dandy en Río Preto novela (fragmento) ¡Glenn! De ojos grises casi rojos, pelo gris y un poco amarillo también. Amarillo que algunas veces crece y cubre el ceniza en todo lo que es rizado.Nada de nuevo en este muchacho de botas color marrón rojizo. Nada, absolutamente nada, de nuevo. ¿Pero alguien sabía de su existencia? Si se va a saber algo es por mí, es conmigo. Soy el único que conoce a Glenn, a menos que un día... Entro en su calle. Él es tan grande, es el color más importante de la calle. El verde de los árboles, la helada en los árboles, están a su servicio. El asfalto y los coches, el sábado a la mañana es de él, para él. Todo es menos que él, Glenn, Glenn pero no es tan bonito sin todas estas cosas y sus colores. Un bombón en la boquita redonda, todo el sábado es dulce y parece infinito, será más sabroso cuando sólo quede chocolate disuelto en el fondo de la boca, como un almíbar. Glenn va sintiendo el último gusto del chocolate. el papel era t

Carlos Meneses

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Flor de amor En enero le brotaron claveles rojos mientras leía la carta que él le había escrito. Toda la familia, estupefacta primero, alborozada después, la rodeó cariñosamente. La madre, tras besarla emocionada, fue la primera en arrancarle las flores y comprobar que eran tan naturales como las de cualquier jardín. Luego, pidió a sus otros hijos que salieran a venderlas aunque, como es lógico, se reservó unas cuantas para ella. Al día siguiente fue el padre el que quedó absorto cuando vio a su hija nuevamente cubierta de claveles, los que con presteza la fueron arrancados y vendidos en la ciudad. Así se sucedieron los días hasta la llegada de febrero y, en medio de los suspiros y cándidas miradas a lontananza producidas por una nueva carta, nacieron hermosas margaritas que la familia en pleno se encargó de recortar. En ese mismo mes llegaron dos cartas más, coincidiendo con la frondosidad del florecimiento. El padre, muy satisfecho con la novedad, decidió abandonar su trabaj

Noemí Brown

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Noemí Brown Engaño Querido Coco: Te extrañará recibir una carta mía. Sabés que soy medio vago para escribir. Prefiero el teléfono. Pero qué sé yo. Lo que tengo que contarte es largo. Cómo me gustaría que estuvieras acá. Esto es demasiado grave y no me lo puedo bancar sólo. Vos sabés que con Julia, queríamos tener un hijo, pero nunca se nos dio. ¿Te acordás que después de algunos años, cansados de esperar, recurrimos a un médico? Ella se hizo ver varias veces, y como no le encontraban nada malo, decidí consultar yo. Siempre le rajo a los hospitales, pero era muy importante para mí. Recuerdo el día que apareció en casa con los análisis. Pasó antes por el consultorio del doctor para que viera los resultados. Se hizo cargo de todo, porque sabía que para mí era un asunto muy pesado. Con lágrimas en los ojos dijo que yo era estéril, que nunca iba a poder embarazarla. Al ver como reaccionaba con la noticia, me abrazó y lloramos juntos. Me sentí tan impotente, tan culpab

Araceli Otamendi

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Historia del emperador Chin-chan-fu y la rata que fue confundida con un perro* *de la serie Cuentos chinos apócrifos En la máquina del tiempo todo se puede confundir: recortes de diarios, noticias del día, informes de laboratorios, viejos manuales de historia, tal es el caso del detective Ronald Britten que una vez más se había introducido en la máquina del tiempo para investigar acerca del caso del emperador Chin-chan-fu y la rata que fue confundida con un perro. En la enciclopedia británica del año 2022 decía que ciertos hurones fueron modificados genéticamente para ser parecidos a los perros caniche y así poder venderlos como mascotas en el mercado. Una mujer, que decía haber servido en la corte del emperador Chin-chan-fu había dado su testimonio y era éste: "...iba oscureciendo en el palacio del emperador Chin-chan-fu, yo estaba repasando las molduras de oro de las ventanas para que estuvieran bien brillantes y veo pasar al hurón, tenía pelos como los de los perro

José Respaldiza Rojas

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LA TÍA TELÉSFORA Conocí a la tía Telésfora cuando ella ya era mayor, mas no por eso perdía su impulso juvenil; de baja estatura, pelo negro, se había dejado engordar mucho sin que eso le restara agilidad. Escuchaba un rato antes de intervenir con mucha coherencia. Pocas veces la vi quieta o sentada, siempre estaba en movimiento, entraba, salía, visitaba, volvía a salir. Ella misma se generaba su puesto de trabajo ya que elaboraba panes, rosquitas, semitas, biscochos y procedía a venderlos, pero por increíble que parezca, como no tenía RUC – Registro Único del Contribuyente - ni licencia municipal, en las estadísticas figuraba como desempleada, carente de trabajo, en vano se podrían mostrar, con pruebas fehacientes, que la tía Telésfora sudaba cada sol que ganaba, pero la ley es la ley, y para la ley ella no trabajaba y punto. Vivía en los famosos Barrios Altos, otrora zona residencial y hoy muy venido a menos, su casa era muy modesta, limpia y algo grande pues vivía sól

Gabriela Aguilera Valdivia

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Qué sabor tiene la carne En memoria de Lizzie Borden La bandeja de aislapol está sobre la mesa de la cocina, aún cubierta por el plástico que le ponen en los supermercados. Se ve roja, enrojecida más bien. Le echan colorantes para que los compradores se tienten y no vean el blanco de la grasa. Algo de sangre acuosa se ha escurrido hacia abajo y gotea de la mesa al suelo de cerámicas grises. Escucho. No hay más que el sonido de los pájaros y lejano, el motor de algún auto que pasa por la calle. El vecino más próximo vive a cuatro mil metros de aquí pero cerré el portón con candado y apagué la luz de la entrada, por si a alguien se le ocurriera pasar a saludarme e interrumpir mi labor. Desde una de las ventanas distingo el contorno borroso de la cordillera y desde la otra, la luminosidad de Santiago, muy abajo. Me saqué la ropa para facilitar mis movimientos. El sudor me baña por el esfuerzo que ha significado arrastrar al animal y colgarlo del gancho. Un animal muerto pesa

Gabriela Aguilera Valdivia

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Ecuación Lógica Al Zorro, cuyo tremendismo barroco enlaza tan bien con el mío Si un grupo de hombres estuviera en un bar una noche de viernes, después del trabajo, bebiendo cerveza, jugando unas partidas de cacho, mirando el televisor que está suspendido en la pared, levantándose por turnos para ir al baño y el garzón hubiera retirado vasos y ceniceros vacíos en mas de tres oportunidades. Si cerca de la medianoche entrara una mujer sola y se instalara en una mesa próxima a la del grupo de hombres. Ellos mirarían sus piernas largas, el vestido blanco ceñido, los pechos grandes y enmudecerían volteando la cabeza hasta constatar que pide algo al garzón y saca sus cigarrillos. “Puta”, dictaminaría uno y los otros asentirían, sopesando con los ojos a la mujer, que movería la cabeza para sacudirse el deseo que la agrede. Si esta mujer oliera el aroma bestial que emanan los hombres de la mesa y fingiera que no le importa, actuando como si estuviera acostumbrada a provoca

Gabriela Aguilera Valdivia

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Vine a cobrar lo que me debes Te he seguido y sé con quién sales, a qué hora vuelves. Escuché cuando detuviste el auto, el sonido de la puerta al abrirse, las llaves que dejaste caer en el pocillo rojo que está sobre el arrimo de la entrada. Después, tarareando, te metiste a la ducha. Creíste que firmando los papeles del divorcio todo se había acabado. Tienes que saber que no es así. Hay cuentas pendientes. Tú me debes demasiado. Estás obligada a pagarme y yo vine a cobrar esa deuda. Con ayuda de la pistola que descansa en el bolsillo de mi chaqueta. A pesar de que cambiaste las cerraduras, pude entrar. Yo entro a donde quiera. No me creíste cuando te dije que no importaba dónde te escondieras, que no importaba cuántas denuncias pusieras, cuántas órdenes de restricción llevaran mi nombre. Yo te iba a encontrar, te iba a tener frente a mí. Porque así quiero que sea. Abrí el mueble bar, me serví un trago y me senté a esperarte en el sofá blanco, recostado en los cojines. Tengo

Pablo Paredes

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Escobas de otoño Debajo de los árboles, a los escobazos sobre las agonizantes hojas, para que se desprendan, apurando un otoño sucio y molesto. No importa por qué el otoño, no importa por qué caen las hojas, ¡sólo importa que termine y termine ya! El hombre intentando a los escobazos apurar a la naturaleza. ¡Apuráte maldita, que tengo otras cosas que hacer! ¡Estoy ocupado como para estar encima tuyo! El entorno del hombre ya no es lo natural, el entorno ahora es lo social. ¿Quién le ha robado el hombre al hombre? Un duelo, un periodo de crecimiento, un momento de desafío, son procesos naturales que molestan, estorban a nuestros ingenuos proyectos sociales. No reconocemos aquello que es natural, propio de nuestra existencia, que guarda un verdadero sentir y vivir, que hoy no podemos descubrir. (c) Pablo Paredes Buenos Aires Acerca del autor: Pablo Paredes (Campana, Provincia de Buenos Aires) actualmente media los estudios de medicina, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Bue

Cecilia Vetti

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Un tío viejo Alguien se había pegado al timbre y estaba dispuesto a no soltarlo. A la hora de la siesta no acostumbraban a pedir limosna, aparte de que ahora había pocos pordioseros recorriendo las calles, y mucho menos un domingo. Tampoco esperaba visitas. Nora dormía la siesta como si nunca fuera a despertar. Se levantó con desgano y se calzó las chinelas. Observó por la mirilla de quien se trataba. Era el tío Eugenio, por más  que hacía años que no lo veía, lo hubiera reconocido en cualquier lugar. - ¡La puta que te parió!... ¡De que cajón resucitaste! Estaba más viejo, más flaco, más vencido. Tenía el mismo gesto de capitán de barco. Siempre discutía con el viejo, podía recordar los gestos y las palabras. Para ellos, la tierra y el campo era lo principal. Dio vuelta la llave y abrió. El tío se quedó mirándolo como si lo hubiera visto ayer. Hacía más de diez años que él no aparecía por el pueblo. Un pueblo chato y sin ambiciones. – ¿Tío Eugenio, cómo llegó

Araceli Otamendi

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El examen La pollera corta, el pelo largo, había ingresado en la facultad a cursar una carrera árida, tremendamente árida y con mucho futuro. Su modelo era la protagonista de un relato fantástico, cosa que le permitía fantasear a lo largo y a lo ancho de su imaginación con todas las posibilidades. Había pasado la última semana estudiando todos los días en la biblioteca. Los próximos exámenes eran difíciles. Análisis matemático, álgebra, estadística, series convergentes, divergentes, término general, infinito, palabras, palabras que se convertían en números y números convertidos en palabras. Lenguajes, sistema binario, sistema hexadecimal, cuántas cosas nuevas había aprendido. Sabía que los bits, unidades de información, podían ser ceros o unos, unos o ceros, los bytes compuestos de bits se componían de ceros y unos, unos y ceros. Y esa sería la forma de guardar la información, de poder utilizarla cuando se quisiera, de poder estudiarla, procesarla,de lograr así que las personas no dedi